El destino de las naciones - La hora que cambia al mundo

CONCLUSION: 

El destino de las naciones

AAhora que tenemos un plan práctico para la oración, nos enfrentamos con el asunto de la entrega responsable. ¿Estoy dispuesto a comprometerme a darle al Señor sesenta minutos diarios de oración y estudio bíblico? 

Este compromiso personal es de absoluta importancia. Los logros siempre comienzan con un firme compromiso de la voluntad. Para llegar al pico de una montaña, el escalador tiene que comprometerse primero a subirla, cuando está al pie de ella. Una vez que se ha hecho el compromiso, es esencial seguir adelante con perseverancia. 

Con respecto al compromiso de orar, el profesor Hallesby predicó: "Para poder adquirir el arte de orar, hay que cumplir ciertos requisitos. Los principales son dos: práctica y perseverancia. Sin la práctica, ningún cristiano llegará a ser una persona de oración. Y la práctica no puede lograrse sin la perseverancia." 

El alma de un hábito de oración lleno de sentido es la persistencia fiel. Andrew Murray, quien dijo muchas cosas acerca de la importancia de la oración, también habló acerca de esta cualidad. Al analizar la fidelidad dijo: "El Señor nos enseña a saber que esa bendición que nos ha hecho orar con tanto fervor, la podemos conservar y aumentar de un solo modo: estableciendo una comunión íntima, con Cristo en nuestro lugar secreto de oración, cultivada y practicada a diario." 

Este notable misionero del siglo diecinueve, dijo a modo de conclusión: "Comience por el principio. Sea fiel a su momento de oración. Agradézcale la seguridad de encontrarlo siempre en su lugar secreto de oración. Aunque todo parezca frío oscuro y limitado, póstrese en silencio ante el amoroso Señor Jesús, quien anhela estar con usted." 

La constancia voluntaria 

La constancia es un hábito intencional. ¿Cómo desarrollamos un hábito intencional en nuestra oración diaria? 

En primer lugar, busque usted el mejor tiempo para la oración personal. Tan pronto como usted decida desarrollar el hábito de orar diariamente, debe pensar detenidamente en cuándo va a orar. Tal vez sea necesario hacer algunos experimentos. para descubrir cuál es la hora más apropiada para la oración. 

No dé por imposible la oración en las primeras horas de la mañana, si nunca ha hecho la prueba. Hágase el propósito de levantarse sesenta o noventa minutos antes de lo normal, como experimento, por lo menos durante varios días. Pudiera sorprenderse al descubrir que le es posible vivir, aunque duerma menos de lo acostumbrado. 

Trate también de apartar un tiempo específico para la oración. Preste atención a la advertencia: "Los que no han apartado tiempo para la oración, no oran." 

Recientemente realicé una encuesta entre veinte mil personas de las que batallan a diario en la oración. Estos habían prometido orar sesenta minutos diariamente. Una pregunta iba dirigida específicamente a los que tenían dificultad para cumplir su promesa. De los que tenían problemas, la mayoría confesó que habían establecido la meta de pasar una hora diariamente con el Señor, pero nunca apartaron un tiempo específico del día para cumplir esa promesa. 

En segundo lugar, declare verbalmente su compromiso cada día. Esto es especialmente beneficioso durante las primeras semanas en que se mantiene la práctica diaria de la oración. Exprese su· compromiso vocalmente al levantarse cada mañana. Pero, ya sea en forma vocal o mental, vale declarar: "El compromiso más importante que tengo hoy es el de encontrarme con Jesús en oración." Otros compromisos o responsabilidades pueden parecer esenciales para el día, pero no hay nada que llegue a tener la importancia de la íntima comunión con el Señor. 

En tercer lugar, luche denodadamente contra toda interrupción. Pablo habló de pelear la "buena batalla" (i Timoteo. 6:12). A los creyentes de Éfeso les escribió: "Airaos, ni deis lugar al diablo" (Efesios 4:26; 27). ·  

Tenemos que airarnos por las interrupciones : satánicas que tratan de robarnos nuestro día de oración. La oración diaria y constante a menudo exige una enérgica batalla espiritual. Los esposos y esposas -pueden ayudarse mutuamente en este respecto. Cuando yo estoy orando, mi esposa les dice amablemente a los visitantes o a los que me llaman, que no puedo ser Interrumpido en ese tiempo en particular. Tal apoyo resulta ser de inmensurable ayuda para vencer estas interrupciones.  

_ En cuarto lugar, prepare un práctico plan de oración. Trate de establecer metas de oración que sirvan de incentivos para entrar en la cámara de oración. Utilizando las sugerencias que se ofrecen en los capítulos anteriores, desarrolle un plan personal para orar. No vacile en variar el plan de día en día. Invite siempre al Espíritu Santo para que le ayude a elaborar su programa de oración.  

· Finalmente, reconozca la extraordinaria importancia de la hora diaria que usted pasa con Dios. Mientras no reconozcamos el pleno valor de nuestras oraciones, no desarrollaremos nunca el hábito constante de la oración. Cuando regresé de un viaje a la República Popular China, traje como recuerdo de mi visita un ejemplar del librito rojo Citas de Mao Tse-tung. Tan pronto como estuve en casa, sentí una profunda convicción de presentar este libro diariamente en oración, y reprender la influencia que dicho libro ejerce sobre las masas de la China. Le pedía a Dios que deteriorara la influencia de Mao en toda la China comunista. 

De repente, pareció que los periódicos y las revistas se llenaron de artículos en que se trataba precisamente de este asunto. Hasta cinco artículos, que no tenían relación entre sí y que se referían a tales cambios, aparecieron en una semana. Aunque ya han pasado meses después de aquel viaje, aún aparecen artículos similares. 

Algunos pudieran creer que estos sucesos fueron una mera coincidencia. Yo estoy convencido de que la oración fue lo que produjo estos sucesos. En efecto, sólo cuando nos convencemos de que la oración de fe cambia verdaderamente las cosas, nos entregaremos a la práctica diaria de la oración. 

Los resultados de la fidelidad 

Ser fiel en la oración es participar con Dios en su plan para cambiar al mundo. A lo largo de todas las generaciones, fueron los santos que oraron los que alteraron el curso de la historia. El evangelista D. L. Moody nos recuerda: "Lutero y sus compañeros fueron hombres de tan poderosa intercesión delante de Dios, que rompieron el hechizo de los siglos, y llevaron naciones sometidas al pie de la cruz. Juan Knox asió a Escocia entera entre sus fuertes brazos de fe, y sus oraciones aterraron a los tiranos. Whitefield, después de orar mucho, de manera fiel y osada en la cámara de oración, salió al terreno del diablo y en un solo día arrancó de las garras del león más de mil almas."  

Con unción especial, este evangelista agregó: "¡Vea a un Wesley que ora y así hace que más de diez mil almas se vuelvan al Señor! Observe a Finney como hombre de oración, cuyas oraciones, fe, sermones y escritos han conmovido a todo este país, y han enviado una oleada de bendiciones por todas las iglesias en ambos lados del océano." ¿Qué ocurre cuando soy fiel en mi cámara de oración? No sólo alcanzo a ayudar a aquellos que trabajan en. la viña del Señor en todo el mundo, · sino que la influencia de mi oración personal aumenta la potencialidad misma de mi día. Pronto me doy cuenta de que estoy dando testimonio con el doctor Payson: "Desde que comencé a suplicar la bendición de Dios sobre mis estudios, he hecho más en una semana que lo que hacía antes en todo un año." 

Consideremos la influencia de aquel santo del siglo dieciocho llamado David Brainerd. Si le damos una mirada pasajera, podría parecer que fue poco lo que logró en su vida. Al fin y al cabo, Brainerd murió cuando sólo tenía 29 años de edad, y sólo había servido durante cuatro años como ministro ordenado. ¿Qué pudo haber hecho en sólo cuatro años este esforzado misionero de remotas regiones? Sus biógrafos nos dicen que sólo unas cuarenta o cincuenta personas se convirtieron realmente a Cristo como resultado de todo el ministerio de Brainerd. 

Sin embargo, algo de las intensas oraciones de Brainerd afectó a generaciones de predicadores, que fueron tocados por los numerosos días y noches que Brainerd pasó en oración en los helados bosques de invierno del noreste de los Estados Unidos de América. 

William Carey leyó el diario de Brainerd, y como resultado, se encendió una llama divina que se extendió a través de continentes, hasta tocar a los no evangelizados de la India. Edward Payson, Juan Wesley, Robert McCheyne, Andrew Murray y Jonathan Edwards fueron sólo unos pocos de los que resultaron transformados por el mero contacto con el testimonio escrito del joven Brainerd. 

Aunque Jonathan Edwards - en cuya casa murió David Brainerd - tenía el doble de su edad, dijo, después que Brainerd murió prematuramente de tuberculosis: "Alabo a Dios porque en su infinita providencia Brainerd murió en mi casa, y así pude oír sus oraciones, y pude ser testigo de su consagración, y ser inspirado por su ejemplo." 

El destino de las naciones 

Estimado lector, no es la edad, ni la experiencia, ni el talento, ni las riquezas materiales lo que produce un cambio en el destino de los hombres y de las naciones. Sólo la oración cambiará al mundo. 

Es cierto que Dios puede usar la edad, la experiencia, el talento y las riquezas materiales para ayudar a llevar a cabo sus propósitos, pero sólo cuando cada uno de estos elementos está adecuadamente respaldado por la oración. Sin oración se pierde todo esfuerzo, porque se deja a Dios fuera del asunto. Es sabia la afirmación que sostiene que hay mucho que podemos hacer después de haber orado, pero que no podemos hacer nada hasta que hayamos orado. 

Así que todas nuestras preguntas se reducen a una: ¿Diré sí a la suprema petición de Jesús de que vele con El una hora? El hecho de decir sí hoy, y todos los días, no sólo desata el poder de Dios en un mundo que hemos descuidado, sino que nos coloca a la par con el mismo ministerio que Jesús lleva a cabo hoy. La Biblia dice: "... por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él, se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25). 

Nada de lo que yo haga puede agradar más a Cristo como el que me una a Él en la oración diaria. Y cuando lo hago, algo ocurre en el mundo que no podría suceder por ningún otro medio. La hora que paso con Jesús, aunque breve en comparación con las edades de la historia, realmente produce un cambio en los sucesos que constituyen dichas edades. 

De modo que, una vez más, nuestro corazón esté silente mientras Jesús pregunta suavemente: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?" Es una pregunta que cada uno de nosotros tiene que contestar, y de esa respuesta depende el destino de las naciones...  

         Señor, ¡enséñame a reconocer el valor de mis oraciones! 

Importante 

El plan de oración de doce pasos que aparece en este libro, debe aplicarse con libertad espiritual y no con rigidez legalista. Después de practicar estos pasos durante varios días o semanas, desarrolle. usted su propio programa. 

El destino de las naciones - La hora que cambia al mundo El destino de las naciones - La hora que cambia al mundo Revisado por el equipo de Nexo Cristiano on diciembre 26, 2022 Rating: 5
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