La oración de Pablo en la prisión, por Jimmy Swaggart


La oración de Pablo en la prisión

Por Jimmy Swaggart

"A fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de 
sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte," 
Filipenses 3:10

Una oración desde la prisión

Si usted desea saber de qué está hecho realmente un hombre, estudie sus actos cuando este se encuentre bajo presión. Podemos rodar por años a baja velocidad, al igual que una máquina, pero cuando se aplica presión, es cuando para bien o mal, sale a relucir el verdadero hombre o mujer.

El apóstol Pablo se encontraba bajo una enorme presión al momento de escribir la oración que hemos citado al principio (incluida en su carta dirigida a la iglesia en Filipos). Escribió estas palabras estando encarcelado y hasta su propia vida peligraba. Es posible que estuviera encadenado a un guardia romano las veinticuatro horas del día y fuera liberado solo para las necesidades indispensables de la vida. 

Las cárceles de hoy día son deplorables; en aquellos tiempos lo eran aún más. Además, puesto que el emperador Nerón aborrecía a la cristiandad en general, al ser Pablo uno de los líderes del cristianismo, no hay duda de que fue relegado a una de las secciones más indeseables de las mazmorras.  

¿Qué podemos aprender al leer este corto pasaje escrito por el apóstol Pablo, en ese momento de cautiverio? Naturalmente, sus escritos eran guiados por el Espíritu Santo. Pero el Espíritu Santo usaba la personalidad, los pensamientos y las emociones de Pablo. Así que preguntemos de nuevo: ¿Qué hace un hombre bajo presión? ¿Cómo actúa? ¿Se desmorona en momentos de crisis? Ciertamente, mostrará sus "verdaderos colores", pero ¿cuáles son?

Lo más maravilloso sobre el verdadero cristianismo es que este funciona, y particularmente, bajo presión. Y quizá esto es lo que mejor separa al cristianismo de todas las filosofías, religiones e incursiones en la meditación que han existido a lo largo de los siglos.

Aprendemos tanto de lo que Pablo no pide, como de lo que pide. Por ejemplo, él no pide salir de la prisión. ¿No es esto extraño? Uno pensaría que esta fuera su necesidad más urgente. . . Sin embargo, él ni lo menciona.

Aprendemos tanto de lo que Pablo no pide, como de lo que pide. Por ejemplo, él no pide salir de la prisión. ¿No es esto extraño? Uno pensaría que esta fuera su necesidad más urgente. . . Sin embargo, él ni lo menciona. A través de su vida, Pablo jamás pidió recompensa; nunca buscó elogios. En realidad, en ningún momento pidió alguna de las cosas que se pudieran considerar disponibles para alguien tan próximo a Dios. Sin duda, él tenía la confianza de Dios y Dios lo estaba utilizando en ese momento, al igual que lo había hecho a través de la mayor parte de su vida de adulto. 

Aun así, Pablo no pidió ninguna de estas cosas. Veámoslo que él sí pidió. Yo creo que esto revelará al verdadero apóstol Pablo, y aprenderemos de él una lección formidable. Lo que pidió Pablo es la sólida base del cristianismo, y debería ser el cimiento fundamental de la labor de Dios en el corazón y la vida de cada cristiano.

1) A fin de conocerle

Veamos primero la declaración "a fin de conocerle".  Por supuesto, conociendo a Pablo, quién y qué era él, esto puede parecer extraño. Este hombre había presenciado más milagros, quizá, que cualquier hombre de su época, incluyendo a los discípulos. De acuerdo a sus propias palabras, había sido llevado hasta el tercer cielo y había visto cosas "inefables que no le es dado al hombre expresar" (2 Corintios 12:4). Había visto a Cristo, según él mismo lo describiera, "como un abortivo." (1 Corintios 15:8). Y, por añadidura, él fue la persona escogida para entregar gran parte del Nuevo Testamento, que es por lo que Jesús vino y murió, y el cual es el documento más importante que haya sido entregado a la humanidad jamás. . 

Aun así, después de todo esto, Pablo podía decir: "A fin de conocerle". Ciertamente, él conocía más a Jesús que cualquier otro humano; sin embargo, hizo esa declaración, y yo quisiera hacer algunas declaraciones que creo son necesarias, y que constituyen una parte única de algo que la iglesia moderna ha decidido ignorar.

Los milagros

Toda la gente se fascina con los milagros.El apóstol Pablo estaba completamente familiarizado con ellos; los había visto todos, incluyendo ciegos que pudieron ver y muertos que resucitaron (Hechos 20:9-12). Pero aun así, él dijo: "A fin de conocerle." Yo creo que lo que Pablo destacaba era que uno realmente no puede llegar conocer a Dios solo observando sus milagros. . . por maravillosos que sean y por tan necesarios que resulten en algunas ocasiones. 

Desde luego, el problema con los milagros está en que una persona puede quedarse tan hipnotizada por el drama del incidente, que se fijará exclusivamente en el milagro, llegando a la exclusión del Maestro. La Biblia nos dice que Dios le notificó a la nación de Israel sus obras, pero a Moisés notificó sus caminos (Salmos 103:7). Gran discernimiento se revela en esta declaración. 

Israel vio los grandes milagros de Dio. El pueblo vio llover maná de los cielos para que fuera alimentado: vio a su nación físicamente guiada por una columna de fuego durante la noche y por una nube durante el día: vio las montañas estremecerse violentamente al recibir él los Diez Mandamientos, los israelitas vieron todas estas cosas, y aun así, el haber sido testigos de todos esos milagros no fue suficiente para inducirlos a creer en Dios con todo el corazón. Aunque parezca increíble, esa era la verdad de la situación. A pesar de tan abrumadores milagros y a pesar de la muestra más grande del poder divino que el mundo haya visto jamás, todos y cada uno de los israelitas que fueron testigos del poder de Dios perdieron su vida, con excepción de Josué y Caleb.

La Biblia dice que Dios notificó a Moisés sus caminos. Hay diferencia entre las obras de Dios y los caminos de Dio. Esto es a lo que se refería Pablo. Naturalmente, él quería saber de las obras de Dios, pues estaba íntimamente comprometido en ellas, pero sobre todo, deseaba conocer al Señor: buscaba una relación personal con él, anhelaba un acercamiento a Dios que solo se podía desarrollar dentro de una relación personal diferente. 

El cristiniasmo en la actualidad

La mayor parte del cristianismo de la actualidad podría dividirse en dos grupos, si dejamos a un lado a la iglesia católica romana con el fin de simplificar el tema. Las dos filosofías religiosas básicas restantes pueden ser llamadas la pentecostal y la de las denominaciones.

Ahora bien, podemos observar algunas diferencias ciertas. Observando las denominaciones, las llamadas iglesias "tradicionales", vemos a muchos que conocen cosas sobre nuestro Señor Jesucristo. Estas personas, evidentemente devotas, se dedican a memorizar secciones completas de la Biblia. Se consideran "fundamentalistas"; sin embargo, al discutir sus percepciones espirituales, no podemos evitar el preguntarnos si en realidad conocen al Señor.

Parecen conocer al Señor; parecen conocer cosas de Él y todo lo relacionado con Él. Aun así, uno se queda con la sensación de que no le conocen. Ahora bien, por favor entienda que sin duda alguna hay muchas excepciones a esto, pero creo que en general esta es una declaración válida. 

Observemos ahora al grupo pentecostal. Dentro de sí mismo, este grupo está compuesto por un gran número de movimientos e innumerables confraternidades. En total abarca un extraordinario número de personas y parece ser el movimiento religioso que más rápido está creciendo en el mundo. Con todo, aquí existen serios problemas. Permítame extenderme en esto. 

Uno se puede sentar con un grupo de predicadores pentecostales (sean estos de las Asambleas de Dios, Iglesia de Dios, Cuadrangular, o cualquier otro grupo), y con algunas excepciones, cuando se hace mención de la salvación de las almas, de grandes números de personas (o solo unas cuantas) que son salvas y llegan a Jesucristo, frecuentemente uno es recibido con un bostezo o con un encogimiento de hombros. ¿Qué más hay de nuevo?

Parece haber poco interés en este aspecto vitalmente importante del servicio al Señor. ¡Qué triste es esto! En cambio, que alguien mencione un supuesto milagro, por extraño que sea, e inmediatamente le prestan atención. En nuestras cruzadas, con frecuencia, he visto cientos de personas responder al llamado al altar. Estoy seguro de que, en algunos casos, estas son las respuestas más numerosas a las llamadas a Cristo que algunas personas hayan visto en toda su vida. Ahora bien, estoy hablando de personas que vienen con las lágrimas rodando por el rostro. Hay una clara manifestación de que estas vidas han sido cambiadas de modo impresionante en solo un momento. Así y todo; con excepciones, claro está, veo cristianos, hasta predicadores, que toman esto con una actitud altiva, casi totalmente desinteresada.

Otros ven todo el proceso con asombro. Denotan sorpresa en su rostro. 

¿Por qué han venido? Sentado a una mesa el otro día, hablando con algunos seglares, empecé a hablarles sobre el gran número de personas que habían sido salvas en una determinada cruzada, en la cual Dios estaba obrando en forma especial. Eran centenares los que respondían al llamado al altar, con evidencias visibles de que la obra de redención se estaba realizando en su corazón y en su vida. Los que me escuchaban, aunque buenos cristianos, parecían totalmente aburridos por la narración. Rápidamente, la conversación cambió a unos supuestos milagros realizados por algún individuo "nuevo" del cual yo nunca había oído hablar, y el interés de ellos se reanimó instantáneamente. 

No deseo, por cierto, que la gente piense que no apruebo los milagros. Yo también soy humano; me emociono y le doy gracias a Dios por todas y cada una de las cosas que Él hace. Lo he visto abrir los ojos de los ciegos y curar el cáncer. Lo he visto hacer cosas maravillosas que me han dejado totalmente asombrado. Tenemos archivadas en nuestra oficina muchas cartas donde se relatan milagros poderosos otorgados debido a alguna faceta de nuestro ministerio. ¡Ah! ¡Cómo le damos gracias a Dios por esto! 

Aun así, me doy cuenta de que si un cristiano (un grupo, confraternidad o hasta una denominación) va detrás de los milagros, verá sus esperanzas espirituales destrozadas contra las rocas. 

Debemos dar gracias a Dios por los milagros. Debemos pedirle que obre milagros cuando los necesitamos, pero nuestra oración principal debe ser como la de Pablo:" A fin de conocerle".  Siempre,  debemos orar a fin de obtener una relación personal más cercana, una estrecha proximidad a Él. El Maestro estableció el ejemplo cuando dijo que Él no hizo, ni dijo, ni pidió, cosa alguna, excepto aquello que estaba en la voluntad del Padre (Juan 5:30 y 8:28, 29). 

¡Hay tanto más!

En lo que quiero insistir es en que podemos aprender más, mucho más, de los caminos de Dios, que de sus obras. Las obras (milagros), tan maravillosas como son, se realizan básicamente de acuerdo a la necesidad. Son la respuesta a las circunstancias o a las súplicas de una persona. En cambio, los caminos de Dios son revelados solamente a sus elegidos; son otorgados solo a aquellos que evidentemente anhelan más de Él. Estos  son los que no se limitan a fascinarse con las exhibiciones, ni se desvían por los milagros que Él otorga, sino que también desean una clase de relación más profunda que solo se puede obtener al persistir en el cometido de aprender sus caminos. Muchos desean su protección, como en el antiguo Israel, pero en realidad no desean conocer su persona. 

Esto es lo que distinguía entre sí a los que siguieron a Jesús. Había siempre presente un gran gentío cuando se realizaban milagros, y muchos asistían solo por esto. Se sentían emocionados al ver multiplicados los panes y los peces. pero...  cuando Él dijo abiertamente que solo al beber su sangre y comer su carne podrían convertirse en sus discípulos, la muchedumbre desapareció. Tantos fueron los que lo abandonaron, que el Maestro se volvió a sus discípulos y preguntó: "¿Queréis acaso iros también vosotros?" (Juan 6:53-58; 66, 67). 

Así que hay una diferencia inmensa entre las obras de Dios y los caminos de Dio. Por esto Pablo oró como lo hizo, a fin de conocerlo. El  apóstol decía: "Yo quiero aprender acerca de El. Quiero más que todo conocerle. Deseo que su voluntad sea mi voluntad, sus pensamientos sean mis pensamientos y sus deseos se vuelvan mis deseos." Esto es lo que Pablo quiso decir. Esta fue su oración. . . y debería ser nuestra oración también. 

2) Yo deseo conocer el Poder de Su Resurrección

Ahora bien, ¿qué quería decir Pablo en esta declaración? Posiblemente consumiéndose en un calabozo y encadenado a un soldado romano, este fue sin lugar a dudas el tiempo durante el cual se encontró más cercano que nunca a Dios, y mientras escribía esa carta a los filipenses, el poder y la presencia de Dios estaban sobre él. Aun así, en lugar de pedir comodidades, libertad, bienestar, riquezas o cosas del mundo, Pablo dijo: "Yo quiero conocer el poder de su resurrección." 

¿Hablaba él sobre la resurrección de entre los muertos? ¿Se refería Pablo a cuando los muertos desde la tumba oirán su voz? No. Podemos suponer que Pablo no hablaba acerca de esto, ya que es algo que está dispuesto de antemano para cada hijo de Dios. 

Lo que Pablo decía era: "Quiero tener poder sobre la carne, igual a como lo tendré cuando tenga mi cuerpo resucitado y glorificado." 

Problemas de la carne

Ahora piense en esto: es difícil para nosotros imaginarnos a ese gran cristiano, el apóstol Pablo, teniendo que batallar con la carne. Sin embargo, lo cierto es que todo cristiano tiene problemas con la carne. Sea quien fuere, lo acosarán siempre problemas diversos, como celos, envidia, malicia, rencor, cólera incontrolable, chisme, y la lista continúa. Cada cristiano, de una u otra forma, tiene dificultades con la carne. 

Pablo estaba muy consciente de que cuando llegue el día en que lo mortal se vista de inmortalidad y lo corrupto se vista de incorrupción, todos los problemas de la carne terminarán y entonces tendrá un cuerpo resucitado y glorificado. Pero él estaba pidiendo algo totalmente diferente, algo que necesitaba ahora. Él decía: "Deseo victoria sobre la carne ahora. No quiero que los deseos profanos invadan mi espíritu y desvíen mi espiritualidad. No deseo conducirme en una forma incorrecta para un hijo de Dios, ni ser una deshonra al Redentor.

"Es difícil para nosotros ver al apóstol dentro de este contexto, pero él era tan humano como lo somos nosotros. Por esto dijo: "Deseo conocer el poder de su resurrección." 

Además, Pablo afirmaba que, a menos que tuviera el poder de la resurrección, no podría tener victoria sobre la carne, como debía tenerla. El apóstol sentía que debía elevarse por encima de todas las circunstancias y pensamientos negativos. Allí sentado, sin esperar nada bueno de su futuro físico,  encerrado en un calabozo inmundo, acosado por las insinuaciones de Satanás de que ya todo había terminado, sin duda lo atormentaban sus mentiras de que la iglesia naciente nunca llegaría a nada. Pablo tenía que batallar y resistir todos estos obstáculos, al igual que usted y yo. Satanás nos provoca. Diciéndonos que no podremos edificar la iglesia, que no veremos avivamiento, que la iglesia no crecerá y que nuestros seres amados no serán salvos. Él habitualmente trabaja para convencernos de que nunca tendremos victoria sobre las dificultades de la carne, que parecen adherirse a nosotros como tentáculos, rodeándonos hasta asfixiar nuestros más sagrados anhelos. Aun así, Pablo decía: "Deseo conocer este poder. Deseo sentirlo y comprenderlo; lo quiero proclamar. Deseo que se vuelva una parte integral de mi naturaleza. El poder que levantó a Jesús de entre los muertos puede llegar a ser el poder que me eleve a mi potencial máximo en Cristo".

 En este tercer capítulo de Filipenses, en el versículo 12, el apóstol Pablo continúa diciendo que él todavía no ha alcanzado el nivel de perfección que desea y siente que debería haber obtenido. Dice: -No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello, para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.- 

Continúa diciendo, en los versículos 13 y 14:  “Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." 

¡Aleluya! Quiero conocer el poder de su resurrección. Así deben orar todos los santos de Dios. 
 

3) Deseo participar de sus padecimientos

Es una petición extraña. Pablo dice en realidad: "Deseo ser partícipe de los padecimientos de nuestro Señor Jesucristo." 

¿Qué quiso decir Pablo con esto? En Colosenses 1:24, dijo: 'Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia." 

El término "cumplo" en este versículo significa "consumo'. En otras palabras, Pablo quería "consumar las aflicciones de Cristo en su carne por el bien de la Iglesia". ¿Qué significa esto? Él no hablaba de los padecimientos de Cristo por nuestros pecados; esta obra es perfecta, ciento por ciento. Se refería al padecimiento personal que cada creyente es llamado a sobrellevar por la Iglesia y la verdad. Déjeme explicar. 

Pablo decía, esencialmente, que no hay forma posible de ayudar a la salvación de las personas, ni forma alguna de completar el trabajo de Dios, de predicar el Evangelio de Jesucristo, ni de ver resultados que asemejen a Cristo, a menos que uno esté deseoso de entrar en la participación de sus sufrimientos. En otras palabras, debemos ser partícipes de estos sufrimientos

Algunos de los que leen este artículo, son los únicos cristianos dentro de familias grandes. Como tales, han soportado abuso, sarcasmo, desprecio y burla. Todas estas cosas hieren profundamente. Más profundamente de lo que muchos quieren admitir. 

Se pregunta usted: "¿Por qué debo soportar esto?" Le diré por qué. Usted está entrando en la participación de sus sufrimientos, y la única forma de ver salva a su familia es hacer exactamente lo que está haciendo. Cualquier problema experimentado por cualquier cristiano, a menos que sea el resultado de un fallo, rechazo o desobediencia a la voluntad de Dios, es consecuencia de haber entrado en la participación de sus sufrimientos. No hay ninguna otra forma de lograr los resultados cristianos que usted desea producir. 

Mark Butain

Hace algún tiempo, el misionero en India, Mark Buntain se encontraba en nuestros estudios de televisión grabando un programa especial relacionado con los problemas de la India. Llevamos a cabo el programa, y hacia el final Trances, mi esposa, se inclinó hacia mí y me dijo: "Querido, yo siento que debemos orar por Mark." Impusimos nuestras manos sobre él y súbitamente, el Espíritu de Dios cayó en el estudio. Parecía que se le iba a destrozar el corazón y su cuerpo se sacudía con los sollozos.

Él nos contó después que había estado bajo una terrible opresión y que Satanás lo había estado atacando fuertemente. Su corazón estaba acongojado por la India. Este hombre ha estado en Calcuta por casi treinta años, y ha hecho para Dios una labor, solo la eternidad podrá revelar. Mientras lloraba con él ese día, supe, porque lo sentí con él, los sufrimientos, problemas y dificultades que había soportado, y aún estaba soportando, simplemente porque él ya había entrado en la participación de los sufrimientos del Señor Jesucristo. En otras palabras, él tenía que hacer por la India, en menor escala, lo que Jesucristo hizo por el mundo.

Ahora bien, no entienda mal. Jesús murió, definitivamente, por todos los pecados de la humanidad, y esto ningún hombre lo puede repetir, mejorar o completar. Nada más es necesario. En cambio, cuando se refiere a ganar el mundo para Cristo, Pablo dice que él tiene que completar. terminar y continuar esos sufrimientos. . . para que se pueda edificar la Iglesia, y las almas lleguen a Jesús.

Cada uno de los misioneros que en tierra extraña realiza una obra para Dios; cada pastor que levanta una iglesia; cada predicador que lleva el Evangelio a un mundo que muere sin Jesús; cada persona que entra en oración intercesora por un prójimo que no es salvo o por un ser querido sin Dios. . . lo que hace es entrar en la participación de los sufrimientos de Cristo. Cada persona que es despojada, sometida a persecución, ridiculizada o injuriada por su apoyo al Maestro, participa de sus sufrimientos.

Usted se habrá preguntado: ¿Por qué las angustias, problemas y dificultades? ¿Por qué marchan así las cosas? En otras palabras, cuando usted estaba en pecado, todo parecía salir a pedir de boca; no había dificultades. Tenía más amigos, que tiempo para compartir con ellos. Aparentemente, todo iba como usted quería. Pero, ¿ahora? Súbitamente, parece estar nadando contra la corriente. . . y es cierto.

Usted no alcanza a captar el sentido de las tormentas que se desencadenan sobre su cabeza, pero lo que sucede es esto: Los muchos contra tiempos y aflicciones que lo acosan son la única forma en que puede ganar gente para Jesús. Estos son los medios para traer almas a Dio. No hay otra forma. Ya sea misionero, pastor, maestro, profeta, o solo un laico que ha encontrado a Jesús como su Salvador, todos tenemos que entrar en la participación de sus sufrimientos. Debemos convertimos en participantes, antes poder ganar gente para Dios. No hay otra forma de hacerlo. Ha sido así por dos mil años.

Me apresurare a decir esto

Esto es lo que hace que el movimiento de la "super-fe" sea tan peligroso. Si se le permite continuar y envolver a todo el cristianismo, podría llegar a hacer lo que Satanás no ha podido hacer, con todos sus esfuerzos combinados a través de los siglos para destruir a la Iglesia. Podría destruir totalmente la obra de Dios sobre el mundo, porque el movimiento de la "super-fe" no enseña ni estimula la participación en sus sufrimientos. Más bien la desdeña. Predica y enseña que la vida es el proverbial lecho de rosas y que nos basta con decir las palabras debidas y usar las fórmulas correctas, para no tener que sufrir nunca. No tendremos que soportar dificultades ni problemas. Dicen que la razón por la cual el apóstol Pablo y otros discípulos fueron encarcelados, fue porque ellos no tenían la revelación de fe que dice poseer actualmente el movimiento de la "super-fe".

Esta es una de las razones que hacen que este movimiento sea tan peligroso. En realidad, es
totalmente opuesto a todo lo que Pablo predicó y defendió. Mientras Pablo clamaba: "Deseo conocer la participación de sus sufrimientos", el movimiento de la "super-fe" declara que Jesús lo hizo todo, y, por tanto, ya nosotros no tenemos nada más que hacer.
Con toda franqueza, hay cierto elemento de verdad en lo que ellos dicen. Jesús sí lo sufrió todo, en cuanto a nuestra salvación concierne, y no hay nada que podamos añadir a su perfecta obra. Ahora bien, en lo concerniente a la Iglesia, el cuerpo de Cristo, y a ganar el mundo para el Maestro, la única forma en que se puede realizar esto es a través de la participación en sus padecimientos. Esto significará privación, necesidades, persecución y a veces hasta pobreza y enfermedad, pero no hay otra forma de realizar lo que debe ser realizado.
Admito que la oración del apóstol Pablo en la cárcel se opone mucho a nuestra "teología presente". Aun así, los maestros de la "super-fe" usan a menudo en sus filosofías muchas de las otras enseñanzas de Pablo. Es una pena que no adopten todas sus enseñanzas, en lugar de escoger entre sus declaraciones, aquellas que parezcan apoyar sus bastante limitados intereses. 

Conclusión

Esta era la oración de Pablo mientras estaba en prisión. 

Es una oración que necesitamos llevar a la práctica con toda urgencia. Hace algún tiempo tuve el privilegio de estar en la bella nación francesa, y durante mi estancia visité algunas iglesias construidas hace siglos cerca de la costa de Normandía. Hace muchos años, en una de estas iglesias, mientras registraban documentos antiguos de fechas muy remotas, unos hombres descubrieron una información que los conmovió profundamente. 

Hasta la fecha en que Juana de Arco fue quemada en la hoguera, Francia fue atormentada por un fuerte sistema de impuestos superior a toda descripción. El pueblo se encontraba bajo una gran esclavitud. Cada aldea era forzada a dar casi todos sus ingresos para sostener al estado, hasta el punto que la gente se quedaba apenas con lo suficiente para existir. Gracias a la cruzada de esta abnegada mujer en contra de las perversas prácticas de perseguir y oprimir al pueblo que tenían los gobernantes franceses, y que terminó con el sacrificio de su vida, se hicieron en Francia muchas reformas de las cuales el pueblo todavía disfruta. 

Los hombres antes mencionados, abrieron un libro que encontraron entre los documentos de la vieja iglesia. El libro hablaba de un tributo en dinero, gigantesco para una aldea de este tamaño. Encima, en letras grandes, la cantidad estaba tachada con la palabra "pagado', y hacia el margen estaban escritas estas palabras: "Por la Doncella". Esta era, por supuesto, Juana de Arco. Cuando leí estas palabras, pensé en mí y en la inmensa deuda que yo tenía. . . Jesucristo descendió del cielo, nació de una virgen en Belén, murió en una brutal y sangrienta cruz, y El, que no conoció pecado, se hizo pecado para que yo fuera hecho justicia de Dios en Cristo Jesús (2 Corintios 5:21). Sobre esa gran deuda de este predicador, se escribió: "Pagada". . . y en el margen dice: "Por el Siervo." 

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