La meditación - La hora que cambia al mundo

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LA MEDITACIÓN: 

un acto de evaluación espiritual

La hora de oración se fortalece grandemente cuando el creyente separa tiempo para meditar en un tema espiritual relacionado con Dios. Este acto de evaluación espiritual, que se llama meditación, ayuda al creyente a descubrir la manera de aplicar todas las verdades que Dios le ha revelado durante la oración. 

Hace un siglo, la esposa de un pastor presbiteriano, Bridgid E. de Herman, escribió la siguiente descripción. significativa de la meditación. "La meditación es un acto espiritual tan definido y con un fin tan determinado como un compromiso comercial, una promesa de amistad o un compromiso solemne. En ella nos aplicamos hechos y principios espirituales a nosotros mismos como individuos y como ciudadanos del reino de Dios. Habiendo reflexionado en ellos; tratamos de apropiarnos su valor mediante una expresión de nuestros deseos amorosos hacia Dios, y mediante el ejercicio de nuestra voluntad 

"Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas· (la "antigua versión" reza: "Medita ·estas cosas, ocúpate en ellas"), para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos" (1 Timoteo 4:15). este verbo griego que se tradujo "ocúpate , medita , es metetao, que significa tener o mostrar cuidado en un asunto. Esto es que la meditación es más que simplemente buenos pensamientos. Es dedicar a la manera en que pudiéramos aplicar estas reflexiones después que terminado la hora de oración.  

El valor de la meditación  

La meditación bíblica le ofrece al creyente beneficios espirituales que no recibe por ningún otro medío. La paz personal interna no es sino uno de estos beneficios. La Biblia promete: "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera" (Isaías 26:3). Al ampliar este versículo, E. M. Blaiklock explica: "Aquí el hebreo realmente 'paz, paz' para suplir así su deficiencia de adjetivos mediante la repetición del sustantivo. Bien hubiera podido traducirse literalmente: 'en paz, en paz, repito ... ' "  

En toda la Escritura se presta frecuente atención a este asunto de la meditación: "[Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo" (Salmó 139:17, 18).  

· Antes, el salmista había declarado: "Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová" (Salmo 104:34). También declaró: "En la formación de resoluciones. Ninguna meditación es realmente válida, a menos que nos deje algo a lo cual podamos volver durante los negocios del día y hallar que es útil en ese momento." 

El don de la atención 

Al estudiar un gran número de libros que tratan sobre la oración, me desilusioné grandemente al descubrir que se dice casi tan poco acerca de la meditación como del canto, aunque ambos aspectos son enteramente bíblicos. 

El significado de la palabra que se tradujo meditación y meditar en el Antiguo Testamento es musitar o reflexionar. Esto sugiere un silencioso estudio interno de algún asunto espiritual. Esta es la esencia del significado del verbo "meditarás" en Josué 1:8: "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien." En este caso, el término hebreo que se tradujo "meditarás" (hagah) significa musitar sobre. 

Otra palabra hebrea que se tradujo meditar es sicah, que significa inclinarse. El salmista usó esta palabra cuando declaró: "En tus mandamientos ·meditaré; consideraré tus caminos" (Salmo119:15). La idea es que nosotros prestamos especial atención mental al inclinarnos con respecto a la Palabra de Dios. 

En el Nuevo Testamento, Pablo hace hincapié do amonesta a Timoteo: "Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas (la "antigua versión" reza: "Medita estas cosas; ocúpate en ellas"), para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos" (1 Timoteo 4:15). En este versículo, el verbo griego que se tradujo "ocúpate", "medita", es meletao, que significa tener cuidado o mostrar cuidado en un asunto. Esto sugiere que la meditación es más que simplemente tener buenos pensamientos. Es dedicar atención a la manera en que pudiéramos aplicar específicamente estas reflexiones después que haya terminado la hora de oración. 

El valor de la meditación 

La meditación bíblica le ofrece al creyente beneficios espirituales que no recibe por ningún otro medio. La paz personal interna no es sino uno de estos beneficios. La Biblia promete: "Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento e11 ti persevera" (Isaías 26:3). Al ampliar este versículo, E. M. Blaiklock explica: "Aquí el hebreo dice realmente: 'paz, paz', para suplir así su deficiencia de adjetivos mediante la repetición del sustantivo. Bien hubiera podido traducirse literalmente: 'en paz, en paz, repito ... ' " En toda la Escritura se presta. frecuente atención a este asunto de la meditación: "¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! [Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo" (Salmo 139:17, 18). Antes, el salmista había declarado: "Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová'' (Salmo 104:34). También declaró: "En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma" (Salmo 94:19). 

La persona que pasa tiempo pensando en Dios, hallará una tremenda profundidad y comprensión con respecto a todos los aspectos de su vida. Al fin y al cabo, es en la meditación donde nos elevamos por encima de nosotros mismos (y del mundo), con el propósito de ver el plan de Dios en la apropiada perspectiva . Sólo desde tal punto ventajoso podemos ver claramente el reino espiritual. Bridgid E. Herman nos recuerda: "El egoísmo es el barrio bajo del alma, y la suprema función de la meditación es levantarnos fuera de su escualidez hacia el aire claro y puro del mundo espiritual." 

La meditación es igualmente significativa por cuanto permite que el creyente cultive una cosecha de frescos pensamientos creadores. Oliver Wendel Holmes explicó esto de la siguiente manera: "La mente del hombre ampliada con una nueva idea nunca puede volver a sus dimensiones originales." 

El interior de la oración 

"Pensar bien - dijo Thomas Traheme - es servir a Dios en el atrio interior de nuestro templo." La meditación sólidamente fundamentada en la Biblia es el mejor tipo de pensamiento a que el hombre se puede entregar. 

Bridgid de Herman explica ulteriormente: "La diferencia entre los santos de los tiempos antiguos y nosotros no es de naturaleza inherente; consiste simplemente en que ellos apartaban tiempo para reflexionar en Dios, para mirarlo en un acto de suprema atención en que la voluntad inteligente y el deseo concurrían en perfecta armonía; mientras que nosotros estamos demasiado plagados de pequeñas actividades y paciones, que no hallamos tiempo libre para tal reflexión." 

Esta autora también aconseja: "Vayamos a nuestro propio caso. Todo verdadero servicio cristiano - servicio, es decir, el que brota de un sentido de vocación divina y es sostenido por un motivo sobrenatural - está apoyado por una vida interior de oración. Si esa vida de oración, y por lo tanto el servicio que brota de ella, es endeble e ineficaz, eso se debe en gran parte a que, no está fundada en una reflexión previa auténtica, profunda y sincera."  

La Biblia le provee al creyente una significativa lista de temas prácticos en los cuales concentrar nuestra meditación. Como ocurre con otras sugerencias que he compartido en estos capítulos, no es necesario poner en práctica todos estos tipos de meditación durante cada hora de oración. Sin embargo, la lista es práctica, porque es bíblica. Para tener una hora de oración bien equilibrada, seleccione por lo menos un aspecto cada día como tema central de su meditación. 

Céntrese en Dios mismo 

Primeramente, centre su meditación en Dios mismo. Al hablar acerca de la meditación, el salmista declaró: "Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza" (Salmo 62:5).  

Ya sugerí que el creyente aparte tiempo para esperar en oración, con el propósito de enfocar su amor enteramente en Dios. Ahora, volvemos de nuevo en la oración a ampliar dicho enfoque. A primera vista puede parecer que la espera y la meditación se traslapan en sus funciones. Sin embargo, esperar es un acto de amor, en tanto que la meditación es un acto de reflexión. 

Durante este tipo particular de meditación, reflexione usted sobre la naturaleza de Dios con plena intensidad. Escudriñe detenidamente todo lo que usted sabe acerca de su Padre celestial, pidiendo constantemente al Espíritu Santo que ilumine y amplíe su pensamiento. 

En el curso de este tipo de meditación, usted se estará a menudo haciendo muchas preguntas. ¿Qué creo yo realmente respecto de Dios? ¿Qué dice la Biblia acerca de Dios, que tenga que ver con mi vida? ¿Cómo definiría yo mi concepto de Dios? ¿Cuáles de los grandes atributos de Dios puedo yo hacer míos en mi vida diaria? Al contestar usted estas y otras preguntas acerca de Dios, su entendimiento de la naturaleza de Él y de su propósito aumentará de manera extraordinaria, así como también la confianza de usted en la Palabra de Él. 

Concéntrese en la Palabra de Dios 

En segundo lugar, concentre la meditación en la Palabra de Dios. Los primeros dos versículos de los Salmos nos llevan a este tema de meditación: "Bienaventurado el varón que no anduvo eh consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche" (Salmo 1:1, 2). 

Por cuanto la meditación es la evaluación mental de cualquier tema espiritual, la. Biblia se convierte en fuente tremenda de meditación. La Escritura está llena de millares de breves declaraciones· que inspiran un enorme poder. En conjunto, cerca de treinta mil promesas nos esperan en la Biblia. Cada promesa es un foco de meditación. F. W. Faber expresó que una verdad común, aparentemente insustancial y trivial para el que comienza en la meditación, es suficiente para que un santo le dedique horas de contemplación. 

Al hablar · acerca del poder de la Palabra de Dios en la meditación, Bridgid Herman dice: "El Libro tiene una voz propia: un mensaje y un · poder que permanecen intactos con el paso del tiempo. Escuchar esa voz y probar ese poder por cuenta de uno, es algo que merece todo el trabajo y toda la disciplina que se requieran." 

Concéntrese en las obras de Dios 

En tercer lugar, concentre la meditación en las · obras de Dios. El salmista expresó: "Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos" (Salmo 77:12). Esta es otra forma de meditación que demuestra ser ilimitada. Todo aspecto creado del universo puede convertirse en un punto focal de meditación eficaz. Pero estas reflexiones deben tener siempre relación con Dios. No meditamos en la belleza del arroyo que corre por la montaña simplemente a causa de la belleza del arroyo, sino a causa del Creador del arroyo. 

Una experiencia de la vida del hermano Lawrence, un monje del siglo dieciséis, ilustra este asunto. "Él me contó- dijo uno de sus amigos íntimos - que en el invierno, al ver un árbol despojado de sus hojas, y considerar que en poco tiempo las hojas se renovarían y luego aparecerían las flores y el fruto, recibió un alto concepto acerca de la providencia y del poder de Dios, que desde entonces nunca se ha borrado de. su alma. Este concepto lo había librado perfectamente del mundo, y había encendido en él un amor tan grande por Dios, que no podía decir si había aumentado durante unos cuarenta años que había vivido desde entonces." 

Concéntrese en las victorias pasadas 

En cuarto lugar, concentre la meditación en las victorias pasadas. Este aspecto de la meditación raras veces mencionado, proveerá un oasis de deleite para su hora de oración. El salmista dijo sucintamente: "Me acordé de los días antiguos" (Salmo 143:5). 

En tiempos de aflicción y desánimo, se puede hallar mucho alivio espiritual pensando en las numerosas bendiciones que Dios nos dio en días pasados. 

Consideremos las difíciles experiencias de Jeremías que se registran en Lamentaciones. En efecto, la misma palabra lamentación significa quebrantamiento, dolor o aflicción. De los cinco dolorosos capítulos que hay en el libro, tal vez el más aflictivo es el capítulo 3. Allí el profeta dice que Dios lo hizo pedazos y quebrantó todos sus huesos. Un versículo particularmente gráfico dice: "Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza" (Lamentaciones 3:16). 

Notemos, sin embargo, que en la narrativa hay una pausa que transforma la experiencia desoladora de Jeremías, en un jardín de bendiciones. En medio de sus quejas, el profeta declara: "Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad" (Lamentaciones 3:21-23; cursivas del autor). 

Jeremías descubrió el secreto de la meditación retrospectiva. "Esto recapacitaré", escribió el profeta durante su batalla con la depresión. Cuando hubo llegado al punto de la derrota total,· reflexionó en la pasada fidelidad de Dios. A causa de esto, Jeremías pudo dar este testimonio: "Grande es tu fidelidad." 

Poco podemos hacer durante la oración que agregue más belleza y frescura a nuestra experiencia diaria, como el santificar un momento · para reflexionar sobre victorias pasadas que hemos logrado en Jesús. Algunas veces, una experiencia anterior cobrará vida con tal intensidad, que casi volvemos a vivirla. El resultado final es una nueva confianza para hacer frente aun al más difícil futuro. 

Concéntrese en pensamientos positivos 

Finalmente, concentre la meditación en pensamientos positivos. Pablo les dijo a sus amigos. filipenses: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).  

Cualquier cosa que sea digna de alabanza es digna de meditación. Por ejemplo, algunos aman a los niños pequeños. Ellos pueden ver la gloria de Dios en los ojos de un bebé. Que esas personas comiencen su tiempo de meditación colocando a un bebé - tal vez el que más amen - en medio de sus numerosos pensamientos. 

Cualquier pensamiento que satisfaga la medida de Filipenses 4:8 puede servir como centro para la meditación. Las enseñanzas recibidas en la escuela dominical o los extractos de periódicos cristianos constituyen un excelente alimento para la meditación. Incluso una distracción durante la oración puede servir como combustible para encender las llamas de la meditación significativa. 

Si durante su tiempo de evaluación espiritual, un pensamiento perturbador le viene una y otra vez a la mente, convierta ese pensamiento en un punto especial de meditación. Con la ayuda de Dios, pase a través del problema paso a paso hasta descubrir la solución. Bien pronto la meditación llegará a ser para usted una manera práctica de imaginar nuevas vías de sano crecimiento espiritual. .. 

         Señor, ¡enséñame a meditar! 

        La meditación: décimo paso en la oración que cambia al mundo 
  1. Seleccione un tema para su tiempo de meditación y dedique toda la atención a ese aspecto específico del pensamiento espiritual. 
  2. Permita que su mente vague dentro de la estructura del tema que ha escogido. Reflexione detenidamente en todos los aspectos del tema en relación con Dios. 
  3. Hágase preguntas acerca de este tema, que pudieran llevarlo a un estudio mental aún más profundo del mismo. 
  4. Incluya Ia Biblia en todas las fases de la meditación. Esto fortalece su conciencia de que la . Palabra de Dios es el fundamento esencial de todo pensamiento espiritual significativo. 

La meditación - La hora que cambia al mundo La meditación - La hora que cambia al mundo Revisado por el equipo de Nexo Cristiano on diciembre 26, 2022 Rating: 5
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